Tengo que confesar que yo no veo la esperanza ni en la victoria ni en la derrota. Es decir, para mi las victorias de unos pueden significar desesperanza, y las derrotas de otros pueden significar esperanza. Tengo esperanza cuando estoy parado en el borde viendo el precipicio.
Desperanza en la victoria. La muy probable victoria de Calderón en las urnas no me da ninguan esperanza. Creo que van a ser 6 años de lo mismo. 6 años de incompetencia. Es decir lo peor de Calderón es que me da certidumbre.
Esperanza en la victoria. La poco porbable victoria de AMLO me da esperanza. No porque yo crea que el tenga ningún atributo envidiable. Es más creo que hay más cosas malas en su izquierda y en su PRD que buenas. Sin embargo, la incertidumbre que da cuando parece que es un tipo que se juega todo por el todo, es decir que corre riesgos me da algo de esperanza. En un resbalón y hace algo bueno. No podemos saber.
Esperanza en la derrota. La muy probable derrota de Madrazo y de su PRI me dan algo de esperanza. ¿Que tal que con esto el PRI se reforma en serio? ¿Que tal que se vuelve un partido moderno que permite que haya mayor participción política? Me da esperanza ver que las clientelas no funcionan tan bien como los peores soñaron. Me da esperanza pensar que hay una oportunidad para reconstruir.
Desesperanza en al victoria. La muy muy lejana probababilidad de que el PRI haya ganado me causa horror. Me da certidumbre de que México no ha cambiado. De que el dinero en la política manda, y el uso de métodos clientelares gana. Me da certidumbre de que hay muy pocos ciudadanos libres.
Esperanza en la victoria. La muy probable obtención del registro de nuestro partido y la creación de una fracción parlamentaria socialdemócrata me da un profundo sentido de esperanza. Me quedo en las noches pensando en todo lo que se podrá hacer por lo menos en los próximos tres años. Es decir, hay algo de incertidumbre en nuestro papel histórico que dependerá en buena medida de las circunstancias. Como nunca habíamos tenido una fracción parlamentaria al andar innovamos.
Desesperanza en la derrota. La probable derrota del PRD y AMLO no me gustan. Confirman lo que para muchos era una certidumbre, que no aceptarián los resultados. AMLO parece empezar a comportarse como lo peor de AMLO. No hay esperanza, no es el reformista de izquierda que por momentos pareció ser. Se parece más al agitador que su historia personal lo acusa de ser.
Esperanza en la derrota. La muy poco probable derrota del PAN me da esperanza. Creo que un partido del cual surgió un mal gobierno merece ser castigado en las urnas. Creo que el PAN debió de haber sido castigado. Eso me daría esperanza de decirle adiós a los foxista, adiós al Yunque, y de que en el futuro el PAN sea un mejor partido conservador del que es.
Deseperanza en la derrota. La muy poco probable derrota de nosotros, los socialdemócratas me da certidumbre de que una y otra vez los intentamos y los ciudadanos nos rechazan. Me daría deseperanza ver que no convencimos a suficientes de que es necesaria una Nueva Forma de Hacer Política.
Por lo tanto concluyo...
1) Calderón me quita el precipicio que tanto me gusta.
2) AMLO me quita el precipicio que tanto me gusta.
3) El PRI me da la posibilidad de que haya algún pequeño (y duduso) precipicio.
4) Alternativa genera un precipicio el cual veo todos los día mientras estoy parado en sus borde. Es un precipicio tan atractivo que me hizo brincar en el hace mucho tiempo. Llevo en caída libre ya dos años, espero que la caída siga para poder mantener la esperanza de que el fondo es un muy buen lugar.
Este post me recordó un libro, maravilloso, totalmente recomendable, que se llama "Olvidado Rey Gudú", de Ana María Matute.
Sin destripar mucho la historia (solo un poco), en un momento dado del libro hay un joven rey, ambicioso y inteligente. Y este rey crea un gran ejército, con el que se dirige a su primera gran batalla, contra el enemigo que su padre nunca logró vencer. Y resulta que en vez de una batalla abierta, aquello se convierte en un largísimo asedio a una ciudad aislada, donde al final todos los habitantes de la cuidad mueren por hambre o por desesperación. Y el rey recorre las ruinas entre cadáveres y cenizas, y aprende una lección: (cito de memoria, seguro que las palabras de Ana María Matute son mucho más acertadas, pero más o menos era así)
... porque algunas victorias no son gloriosas ni recordadas, pero algunas derrotas pueden llegar a ser leyendas, y de leyendas, convertirse en victorias.
Publicado por: José Luis Hidalgo | 07/07/06 en 13:44
¡¡¡ah!!! no habia visto quien escribía, pero al citar a Ana María Matute, no tuve dudas de que eras tú.
Andrés, esto que escribes tocó mi corazón, yo realmente tengo esperanza. Leo que tú has estado por dos años en lo que llamas caida libre, sé que otros tantos al igual que yo, llevamos desde que Paty estaba en democracia social, con la esperanza de que la ciudadania no lo rechace como pones. Esta vez no será así... lo siento y se que eso no es una prueba tangible.
Publicado por: Marcela | 07/07/06 en 13:56