Ayer fui a la presentación del libro "El temblor interminable" de Ugo Pipitone. Los presentadores fueron Jean Meyer y Roger Bartra.
Las intervenciones fueron en un estilo muy clásico (excepto la de Pipitone). El auditorio no estaba ni lleno ni vacío, y la concurrencia estaba mezclada entre investigadores del CIDE, estudiantes del CIDE y otros académicos como Marta Lamas y Cesar Cansino, y supongo que otros interesados en el libro de Pipitone.
Empezó Bartra leyendo un texto muy al estilo de Bartra. Bien estructurado, con una combinación de activimo de izquierda crítico y lenguaje propio del posmodernismo (o desmodernismo como el hace el chiste para decir que ahora todo es un desmadre). Habló del mundo post caída del muro del Berlín, del surgimiento de un mundo unipolar centrado en EU, y el resurgimiento de "fracturas" en el sistema unipolar con la consolidación de la Unión Europea y del bloque económico de Asia. Habló del paso entre la rigidez identitaria y la liquidez que están generando las grandes migraciones.
En todo el análisis pesimista del mundo mantuvo la idea de que se necesita, como propone Pipitone, mantener el objetivo de la libertad y de la justicia social. Para esto dijo, hay dos propuestas:
1) la propuesta multiculturalista que busca lograr mayor igualdad cuando esta es más profunda en grupos sociales definidos identiraria o culturalmente. (i.e. mujeres, indígenas, homosexuales, negros). Bartra critica esta propuesta pues le parece que es muy limitada y lo único que hace es abaratar los costos de una política social al Estado. Aunque acepta que en ocaciones las políticas de acción afirmativa son útiles y necesarias insiste en que deben de ser temporales, pues al fin y al cabo son instrumentos antiliberales que nos permiten acercarnos a la utopía liberal.
2) la propuesta clásica de la izquierda que habla de redistribución y combate de la inequidad socioeconómica. Usó el ejemplo analizado en el libro (y el cual he mencionado antes) de el estado de Kerala en la India, en donde no ha habido un salto en el crecimiento económico pero si una importante reducción de la desigualdad a través del gasto social.
Bartra terminó su presentación leyendo el epígrafe del libro que es de Saramago:
Mejor sería no hacer nada, dijo uno de los filósofos optimistas, lo problmeas del futuro, el futuro los resolverá. Lo malo es que el futuro es ya hoy, dijo uno de los pesimistas.
A lo que Bartra agregó: Más pesimista sería pensar que el futuro fue ayer.
Al terminar, empezó Meyer diciendo: Aquí tienen a tres hombres de la vieja izquierda.
Al hablar del libro, se centró en las llamadas de atención que hace a los problemas del mundo. El particular habló de un mundo occidental que puede morir de bienestar entre humos tóxicos. Habló criticamente del consumismo y el individualismo de las sociedades occidentales enfrentado a las carencias de sociedades en desarrollo o en caos como África. Habló de las grandes migraciones que se están dando de un lado a otro del mundo. De China a España, de Senegal a las Islas Canarias. Reafirmo el pesimismo que se le conoce cuando habló de una expansión demográfica de los países más pobres en los próximos 20 años. Habló de el principio y fin de las civilizaciones. Lo que más me gustó fue cuando dijo que todos estamos en la misma nave (la tierra) y que es la única nave que tenemos (me recordó al ensayo de Sloterdijk "En el mismo barco").
Por úlitmo cerró Pipitone hablando como habla. De manera estridente y simpática. Logra criticar haciendo reír. Insistió en el pesimismo que rodea su libro, sin embargo también habló de la necesidad de reconstruir la esperanza. Habló de como cuando era jóven, estaba convencido de que el Socialismo sería un hecho el futuro. Que solo era cosa de esperar y trabajar para ver un futuro socialista. Sin embargo su preocupación principal en este momento es que no hay futuro. No hay sueño. No hay esperanza.
La frase de Meyer: Aquí hay tres hombres de la vieja izquierda. Me parece la más adecuada para definir lo que vi ayer. Tres hombres que tuvieron sueños de libertad y justicia, pero que no los han visto realizarse. Tres hombres que a veces pierden la esperanza, pero que al mismo tiempo no se quieren dar por vencidos. Tres hombres que (como dijo Pipitone) quieren transmitir las preocupaciones que los han perseguido todas sus vidas, para ver si "chicle y pega" y los que queremos una "nueva vieja izquierda" nos ponemos a hacer algo al respecto.
Cuando le pedí a Pipitone que autografiara mi libro, le dije "me recuerda a Richard Rorty diciendo lo que hay es un sentido injustificable de esperanza", me contestó, "pues algo necesitamos".
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