En un correo electrónico público Jorge Díaz Cuervo afirmó lo siguiente:
"...anunciamos que el proceso...encaminaba hacia una lucha fraticida [sic] en donde el 'músculo' sería mas importante que las ideas"
La tiranía se erige cuando un instrumento ajeno a la esfera política interviene directamente y domina aquello que no es propio de su espacio. En la esfera política la igualdad se logra que se compite con ideas y argumentos, cuando se decide con deliberación y votaciones. Esa igualdad existe cuando tod@ portad@s de derechos tiene la posibilidad de intervenir y ganar la competencia, asumiendo que se revelan ciertas desigualdades de facto. Si el poder en la esfera política lo ejerce quien gane debates y tenga más argumentos persuasivos, entonces hay una desigualdad acordada con quien no gana el debate y no tiene argumentos persuasivos. Justamente eso es (o debe ser) la política, el espacio de los argumentos más convincentes.
La tiranía empieza cuando las decisiones se toman de otra manera en esa esfera. Cuando no se toman en cuenta los argumentos, ni las votaciones. Cuando se utiliza un instrumento ajeno con el cual es imposible competir de manera justa. En el caso de Alternativa ese instrumento ajeno es sin duda "el músculo". Los Begnés con sus porros, impusieron el dominio de la violencia, vaciando la esfera política de argumentos y rellenándola con golpes. Es verdad, lo anunciaron, "con argumentos nosotros no podemos competir", mejor transemos (así como de transacción no necesariamente de trampa). Al nosotr@s rechazar la transa (insisto de transacción), ahora con voz de tiranos nos recuerdan "te lo advertimos, aquí va a reinar la violencia, y el soberano no es el argumento sino el Rey de Porros".
La pregunta persiste: ¿será posible crear un sistema democrático donde las reglas del juego mismas impidan que estas cosas sucedan? ¿O será que no es cuestión de las reglas? Con los nuevos estatutos que se aprobaron para Alternativa pensamos que teníamos un muy buen método para que las ideas imperaran sobre "el músculo"; sin embargo, los hechos hablan por sí mismos... ¿o no?
Publicado por: Fermín Franco | 10/04/08 en 3:07