El "debate" público sobre la industria petrolera tiene una consecuencia positiva más allá del tema específico del que trata. Esta consecuencia, a la que tal vez no estamos muy acostumbrados, es la justificación pública. Es decir, le hemos pedido a los políticos que con seriedad den argumentos públicos sobre lo que quieren hacer, y con, algo, de seriedad lo están haciendo. De la misma manera están asistiendo personas que tienen como profesión construir argumentos públicos y persuasivos, como los son intelectuales y en alguna medida académicos.
Una de las consecuencias del debate es que está revelando el tipo de argumentos que se usan en público para justificar la acción estatal que casi para todos presupone algún interés público. Lo que más me llama la atención, y que cuando uno participa en un debate puede ser sumamente frustrante, es la búsqueda de lo correcto en vez de la construcción de lo bueno.
Tanto en la izquierda como la derecha se insiste en la búsqueda de la correcto. Por un lado unos dicen "desmontemos los mitos nacionales, para poder revelar lo correcto técnicamente y actuar sobre ello", por el otro lado, sus adversarios, dicen "para hacer esta propuesta hay que hacer una interpretación textualmente correcta de la constitución". El problema de ambas argumentaciones, es que si uno está disputando la aproximación a la verdad y su correcta correspondencia es mucho más difícil encontrar espacios comunes de acuerdo público. Pues si el argumento del otro está basado en lo consideramos una "falsedad" entonces tendremos que enfrentarlo, cueste lo que cueste, en nombre de la verdad.
En otros países, el debate entre modernismo y/o positivismo frente al posmodernismo se ha dado de manera virulenta. Por desgracia en el nuestro no. De vez en cuando surge algún cuestionamiento a la actitud positivista, pero normalmente va acompañado de un positivismo disfrazado en la protesta. El presupuesto prositivista lo comparten tanto quienes sólo defienden las acción técincamente correcta, como quienes quieren revelar la "realidad profunda" que se esconde en un espectáculo capitalista. En el camino cualquiera que esté dispuesto a enfrentar el molde moderno, se suele topar con una respuesta conservadora que dirá "eso es relativismo".
Yo lo que pido en el debate público es que haya de manera explícita un justificación de lo bueno. Hay que reformar de X manera, para lograr Z, que es bueno por Q razones. En vez de: Hay que reformar de X manera, porque es lo correcto, que por cierto ustedes no quieren aceptar porque tienen intereses oscuros (o estúpidos).
Una de las consecuencias del debate es que está revelando el tipo de argumentos que se usan en público para justificar la acción estatal que casi para todos presupone algún interés público. Lo que más me llama la atención, y que cuando uno participa en un debate puede ser sumamente frustrante, es la búsqueda de lo correcto en vez de la construcción de lo bueno.
Tanto en la izquierda como la derecha se insiste en la búsqueda de la correcto. Por un lado unos dicen "desmontemos los mitos nacionales, para poder revelar lo correcto técnicamente y actuar sobre ello", por el otro lado, sus adversarios, dicen "para hacer esta propuesta hay que hacer una interpretación textualmente correcta de la constitución". El problema de ambas argumentaciones, es que si uno está disputando la aproximación a la verdad y su correcta correspondencia es mucho más difícil encontrar espacios comunes de acuerdo público. Pues si el argumento del otro está basado en lo consideramos una "falsedad" entonces tendremos que enfrentarlo, cueste lo que cueste, en nombre de la verdad.
En otros países, el debate entre modernismo y/o positivismo frente al posmodernismo se ha dado de manera virulenta. Por desgracia en el nuestro no. De vez en cuando surge algún cuestionamiento a la actitud positivista, pero normalmente va acompañado de un positivismo disfrazado en la protesta. El presupuesto prositivista lo comparten tanto quienes sólo defienden las acción técincamente correcta, como quienes quieren revelar la "realidad profunda" que se esconde en un espectáculo capitalista. En el camino cualquiera que esté dispuesto a enfrentar el molde moderno, se suele topar con una respuesta conservadora que dirá "eso es relativismo".
Yo lo que pido en el debate público es que haya de manera explícita un justificación de lo bueno. Hay que reformar de X manera, para lograr Z, que es bueno por Q razones. En vez de: Hay que reformar de X manera, porque es lo correcto, que por cierto ustedes no quieren aceptar porque tienen intereses oscuros (o estúpidos).
muy bien, ya vas agarrando como esta el pedo. Te recomiendo mucho leer el capitulo liberalismo como tolerancia y modus vivendi de two faces of liberalism de Gray
Publicado por: jose ahumada | 22/05/08 en 18:46
no podria estar mas de acuerdo. se podria llaar algo asi como non burgeois post modern doubtfull liberalism
Publicado por: jose ahumada | 22/05/08 en 19:10
No le busques chichis a las viboras. Por favor explicame que parte del argumento da espacio para no-burges y dudoso-liberalismo. Un debate entre legisladores, intelectuales y academicos es burges y liberal por definicion. No pido que deje de serlo, yo solo pido que sea posmoderno.
Publicado por: Andres Lajous | 22/05/08 en 19:37
Para decirlo en términos rorteanos es burgués como el lenguaje final de una comunidad que, en méxico, pacta en el camino real. Sería deseable que fuera liberal no burgués sino abierto a participaciones no burguesas. Si hubieras leído a gray podrías ver que la traduccion de doubtfull liberalism no sería dudoso liberalismo sino liberalismo lleno de dudas, es decir apegado a la posibilidad de varias verdades, es decir posmoderno. He ahí las chichis de la vivora.
Publicado por: jose ahumada | 24/05/08 en 15:04
De acuerdo son convincentes tus chichis de vibora. Leeré a Gray pues...
Publicado por: andres.lajous | 24/05/08 en 15:09