TEPJF: defensa del principio democrático
Diódoro Carrasco
Contrariamente a lo que afirman los justificadores de la violencia, la resolución del Tribunal no duda en calificar a ésta como un factor que vicia la voluntad de quien la padece y es generadora de la nulidad del acto que se hubiera celebrado bajo sus efectos. La violencia queda como lo que es en última instancia: la negación de la política. Afirma tal resolución que en la política democrática –es decir, en la política que tiene cauces institucionales y se rige por normas jurídicas por todos aceptadas- la violencia no tiene cabida. Nada más, pero nada menos.
Queda entonces el antecedente con toda su contundencia, para todos aquellos que, en el futuro próximo o lejano, crean que es factible o deseable facilitar el triunfo de sus intereses mediante la paga mercenaria. No digo que no lo puedan hacer: es sólo que será más difícil que, tras hacerlo, puedan presumir frente al país que representan posiciones de “política moderna” o “socialdemócrata”. Aunque lo mejor sería que ambos bandos llegaran a un acuerdo sobre la base de los principios democráticos que están en el origen del partido.
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