Desde que pongo atención a lo que dice la gente sobre quienes somos más jóvenes sobre cómo participamos, como no participamos, cada vez que platico con gente de mi edad confirmo que no tiene que ver con nosotros sino con un mundo que nos manda señales de que no vale la pena intentar hacer mucho. Por eso desde hace mucho tiempo decidí que no me importan la señales que mande un espacio público anquilosado, vale la pena seguir intentando, por lo menos para ver que pasa con quienes estamos dispuestos a ser tercos.
Las y los tercos nos decimos muchas cosas hoy, yo terqueaba en que no tenemos nada que perder y mucho que ganar, y me terqueaban de regreso (esto sucedió en Espacio 2008 de Televisa):
1) ¿ni con golpeadores te da miedo?
2) ¿aunque los medios de comunicación estén cerrados se puede?
3) ¿y si nos reprimen que hacemos?
4) ¿y contra la corrupción?
En fin esas y más preguntas, a lo que contesto lo que creo:
Una ciudadanía libre será aquella que intente los cambios todos los días, que no repita las prácticas políticas que tanto desprecia, y que confíe en otros para construir proyectos comunes. Pero esta combinación entre acción cotidiana, nueva formas de hacer política, y la construcción de más y mejores organizaciones ciudadanas no es posible sin usar activamente lo que en el fondo más nos falta a todas y todos cuando vivimos paralizados: la imaginación. Es decir, para ser ciudadanos plenamente hay que ser rebeldes, porque nos tenemos que rebelar, sobre todo, frente a la falta de imaginación . Mientras no lo hagamos, los pocos que se benefician de que las cosas no cambien, lo seguirán haciendo.
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Bravooooooo!!! Fue mucho mejor que C. Ananás en actitud con su rector, jajajaja. Un beso.
Publicado por: Claudia Piña | 04/06/08 en 16:58
Magnífico texto, Andrés. Rorty te hubiera aplaudido.
Publicado por: cbr | 04/06/08 en 17:14
¡La imaginación al poder!
Publicado por: Juan Manuel Ramírez Velasco | 08/06/08 en 12:59