El problema son mis palabras. Ya me di cuenta que no puedo seguir hablando como hablo. Será el aislamiento, las lecturas, o simplemente la pertenencia a comunidades cada vez más pequeñas. Quiero que mis comunidades vuelvan a ser grandes grandes. Creo que tendré que usar más palabras, y diferentes a las que uso ahora.
Hace unos años temía que se me contagiara el itañol. Creo que ha sucedido, o que por lo menos me he acostumbrado a pasar el rato con itamistas peligrosos que me invitan en la práctica a hablar como ellos. Hoy rompo, hoy vuelvo a hablar como antes, hoy vuelvo a pensar en como es la vida que se vive todos los días, y no sólo en la vida que se puede vivir cuando dejemos de vivir la que ahora vivimos.
El lenguaje es lo que nos incluye y excluye. Nuestros modos, y formas. Nuestras caras, movimientos, y porte. Sí, nuestras palabras, nuestros tonos, nuestros volúmenes.
A partir de hoy intentaré una vez más cambiar una parte de todas estas cosas. Intentaré usar otra palabras para decir cosas que normalmente no digo con gente con la que normalmente no lo hago.
Hoy haré un ejercicio de autosubversión.
Pudiste haber empezado con este mismo comentario.
Publicado por: Alfonso Tamés | 26/12/08 en 23:45