Efectivament la cosa más rara de lo de las matanzas del narco, es que tanta gente está dispuesta a ser narco asumiendo que tanta gente se muere. Desde hace un rato me pregunto ¿en serio lo vale ser sicario?
Héctor Aguilar Camín lo pone con claridad en su artículo de hoy:
Las cifras del año 2008 desmienten por lo pronto mi previsión, pues las ejecuciones entre narcos se han más que duplicado. En un año crecieron 117%. De 2,477 en diciembre de 2007 a 5 mil 376 en diciembre de 2008. (MILENIO, 9/12/08)
Un porcentaje pequeño de esos muertos, menor al 10%, corresponde a fuerzas del orden o a ciudadanos inocentes, muertos sin ser parte del pleito descomunal que libran los sicarios del narco.
A diferencia del delito de secuestro, donde todas las víctimas son inocentes, la inmensa mayoría de los ejecutados en las guerras del narco son culpables: juegan voluntariamente el juego de matar y morir.
Sus muertes llenan de sangre nuestros diarios, pero tienen su propia lógica interna, la lógica de la guerra entre bandas que la negligencia estatal dejó crecer y encanallarse hasta tomar la forma de una psicopatía colectiva de decenas de miles dispuestos a matar y que los maten.
A fuerza de oír de ejecuciones –un promedio de nueve diarias en lo que va de diciembre— se crea en nuestra cabeza la idea de un país donde se mata alegremente.
Nadie sabe cómo ni por qué, de pronto unos ejecutan a otros, como si vinieran pasando y escogieran al gusto a quien ejecutar.
No es así. La inmensa mayoría de los muertos en esta guerra de las bandas ha elegido estar en esa guerra, participa voluntariamente en ella. No son ciudadanos que iban pasando a los que acribillan otros ciudadanos. Son sicarios muertos por otros sicarios.
Andrés,
Según alcanzo a entender, el narcotráfico es más un estilo de vida que un oficio.
Los narcos saben que inevitablemente los matarán o atraparán. Eso es un supuesto aceptado. Pero su apuesta es por el tiempo en que ocurre eso. Prefieren vivir 2 o 3 años al full, con todos los excesos que alcancen a soportar, a cambio de una muerte o cárcel segura.
Me parece que es una cosmovisión radicalmente distina. Más cercana al terrorismo (aunque con matices importantes) que a la lógica racional, donde la vida en sí misma es lo más preciado que tenemos.
Publicado por: Alex Villarino | 10/12/08 en 13:26