Crecí en una casa donde tomar café después de comer es un imperativo. Me acuerdo de muy chico darle sorbos a unas tazas chiquitas y retorcerme por la amargura del sabor. Me parecía incomprensible que alguien voluntariamente se tomara una medicina tan amarga (alguna vez proré la cerveza y el Whiskey y me parecía todavía más descabellado).
De vez en cuando, en algún restaurante pedía un café con leche, y le vaciaba el bote de azucar. Sí de esos botes de vidrio con tapa de aluminio, un hoyo y una puertita que se abre cuando inclinas el bote.
Cumplí 10 años y el verano de ese año sucedió algo rarísimo. Mi hermano, el más grande que tendría 16 años, regresó de una escuela de verano, y empezó a tomar café después de la comida. Recuerdo la conversación que decía also así "Sí, sí, ya ves que ahora Martín se ha vuelto muy cafetalero".
Desde entonces, tomar café se convirtió en un acto de iniciación. Así como los niños huicholes comiendo peyote y caminando por el desierto. Mi hermano se tomaba el brebaje ancestral, y se encerraba a estudiar (hasta la fecha no sé que tanto estudia uno, con necesidad de encierro, a los 16 años).
Hoy, desde como los 16-17 años, tomo grandes cantidades de café. En la prepa, tomaba café al desayunar parado a un lado de la mesa del desayuno mientras salía corriendo a punto de llegar tarde. Después llegaba en la tarde, comía, me tomaba un café y me quedaba inmovilizado acosatdo en un sillón durante horas viendo tele (y a veces echando el Mario Kart, o el Goldeneye, nunca he sido tan ñoño como mi hermano).
Con el paso del tiempo empecé a fijarme en el sabor del café. Sí, resulta que como con la cerveza, pese a una pri
mera sensación de amargura, el café es un gusto adquirido que entre más se frecuenta más gradientes de sabor uno descubre. No es lo mismo un café de flitro (conocido en nuestro país como café Americano), que un café americano hecho con una tasa de café express y agua caliente (conocido en EU como café Americano). Tampoco es lo mismo un café express que no está bien comprimido antes de pasarle el agua, que uno bien comprimido (esto me lo enseñó un ex-troskista). No es lo mismo un café de filtro que lleva haciéndose 15 minutos a uno que lleva 6 horas (el problema del famoso café de oficina o de Sanborns, es que tanto hervidero, aunque hace que tenga más cafeína, en vez de amargar el sabor lo acidifica).
Cuatro cosas distinguen mi adquirida, y tal vez innecesaria, afición al café. 1) he vivido con por lo menos tres métodos de hacer café (el Nescafé no cuenta, aunque una vez viví en casa de una tía que todas las mañanas me daba Nescafé con leche y un pan con mermelada). A) cafetera de filtro (oficina), B
) cafetera francesa (de esas que empujas), C) cafetera italiana (de las que pones sobre la estufa).
2) Tomo medio litro de café después de desayunar, y otro medio litro después de comer. (esto varía según el tipo de cafetera que use o sí lo compro en algún lugar, pero supongo que puedo decir que en promedio)
3) A grandes rasgos puedo distinguir entre un café bien hecho y uno mal hecho. Y con menos precisión, puedo distinguir el tipo de café y por lo menos imaginar que hasta la región puedo saber. Sí hay cafés más acidos, más suaves, más fuertes, más frutosos, más nuezosos, etc. Sí importa como están tostados, y todo eso (Esto lo noté cuando una vecina me dio un Caracolillo). El café cubano que venden abajo de donde vivía en al Colonia Juárez me da una acidez estomacal disfrutable. El café chiapaneco, aunque suena cool consumirlo, la verdad es que no es muy bueno es al mismo tiempo ácido y suave.
4) Y lo mejor de todo. El café sirve para quitarse la migraña. (bueno en realidad cualqueir cosas con cafeína. Preciso, sí y sólo sí tienes un tipo de migraña vaso-dilatadora. Hay otro tipo de migraña, vaso-constrictora que es provocada por la cafeína).
p.d. ahh y claro podemos todos ser anti-imperialistas hasta la muerte, pero el café de filtro de Starbucks es muy muy bueno. Tiene un tiempo límite de venta. Es decir, como las hamburguesas de McDonalds, si no se vende en cierto tiempo lo tiran para que no se acidifique. Por eso, en los Starbucks que tienen pocos clientes los fines de semana si pides un americano te dan un asqueroso express aguado (i.e. en el Starbucks de la Torrre Mayor).
p.d.2 No, no le echo azucar ni leche. Bueno a veces un poquito de leche. Muy poquito. Una vez un tipo (Ahumada) me dijo que no confiara seriamente en alguien (Begné) que le echa azucar al café. Tenía razón. Supongo que a veces sirve para dilucidar ciertas caracterísiticas de personalidad, o tal vez sólo le atinó a esa.