Hoy, el día de su Tercer Informe de Gobierno, reto a Marcelo Ebrard como alcalde de la ciudad, para que haga dos cosas:
1) tome en serio su propia propuesta de promover la bicicleta como medio de transporte urbano;
2) adquiera información de primera mano sobre cómo, dónde y por qué
se necesita construir infraestructura urbana para que las bicicletas
seriamente puedan ser un medio de transporte urbano.
Las últimas dos semanas casi no he usado mi coche. Lo usé para ir a
casa de mis papás a cenar, un domingo en la noche (viven muy al sur de
la ciudad), y lo volví a usar para salir de la ciudad hacia Morelos.
Fuera de eso, he decidido que siempre, siempre, le daré prioridad a
usar mi bicicleta, seguida por usar transporte público (gracias!
www.viadf.com.mx). después a pie, y por último el coche. Vivo/trabajo
en el Metro Sevilla (bueno casi, afuerita pues) he ido a muchos lugares
en la Condesa, Roma, Polanco, y Centro en bici. Han sido actividades de
trabajo, comidas, paseo dominical, y de cuates. Uso casco, llevo un
foco rojo atrás y uno blanco en frente.
Hoy fuir a la presentación de la “Encuesta Sobre el Sentir
Ciudadano”, que levantó la Fundación Este País el día de las
elecciones, en la Fundación Friedrich Naumann (sí sí liberales liberales, de los más) en la calle Cerrada del
Cerco a unos metros de la esquina de Avenida Altavista y Periférico
(por cierto, está interesante la encuesta).
Tomé un cachito de Avenida Chapultepec, después Salamanca, me crucé
por Mazatlán hasta el Circuito Bicentenario y agarré Revolución. En
general no fue difícil (ok. cuando llegue al cruce del viaducto me
dieron ganas de vomitar del esfuerzo), pues en el carril que está hasta
la derecha hay muchos coches semi-estacionados entonces puedes
compartirlo sin sentir que los micros te van a matar. La parte dónde
igual y si te matan es en el nuevo puente en Mixcoac pues todos los
coches que van sobre Revolución se tienen que meter en básicamente dos
carriles. Toda la aventura me tomó 1 hora de ida, y 30 minutos de
regreso. Sin duda de la Juárez a San Ángel hay una pendiente, y pues sí
hay que echarle los kilos a la subida, sobre todo a la de Altavista. La
experiencia valió la pena no sólo para acostumbrarme a casi siempre
usar mi bici, sino para vivir las dificultades de bicicletero, e
imaginar las soluciones deseables.
En el discurso frente a la ALDF el día de hoy,Ebrard
reafirmó su compromiso con un “Transporte Público a la altura de la
Ciudad”. Si así lo quiere, entonces él tiene que ponerse a la altura de
las y los ciudadanos para ver exactamente qué quiere decir esa frase.
Prestar bicis no es suficiente.
Frente a la experiencia que tuve del día de hoy, reto a Mercelo
Ebrard a que él se aviente la misma ruta (si quiere lo acompaño) entre
semana, más o menos en el mismo horario que yo lo hice. Tiene que ir
con su vestimenta de trabajo (de preferencia que lo haga un día que
tenga algo que hacer por allá, por eso de tomar en serio la bici como
un medio de transporte), casco (obvio), y sin un séquito que le abra el
paso entre el tráfico. Es decir, tiene que tomarse en serio como se ve
y se siente la ciudad desde la perspectiva de alguien que anda en bici.
Estoy seguro que si lo hace su imaginación se parecerá menos a la de un
“gobernante” y más a la de un habitante de esta ciudad.