Hace ya varias semanas, fui a ver la película "Oveja Negra". Es una de las películas mexicanas que más me ha gustado en mucho tiempo. En general la actuación es buena, la fotografía es muy buena, y la narración es impecable. La historia tiene la virtud de ser sencilla, y de cierta manera caer en las simplificaciones en las que tenía que incurrir cualquier película del "Cine de Oro". Para mí que el elenco nos da para revivir a Pedro Infante (neta el Christian Vázquez tiene el estilo) y Luis Aguilar (a Jorge Negrete no, ninguno canta así).
Lo que más me gustó de la película es que rompe con la costumbre de muchos cineastas mexicanos de querer "mostrar la realidad" y forzarnos a soplarnos dramones. Realmente creo que los "drameros" en parte son responsables a reafirmar la idea conservador de "no importa que hagas la vida es una mierda". Es cosa de ver Amores Perros, o más recientemente Rudo y Cursi. Ambas son películas que reafirman valores conservadores al "castigar" a quienes tratan de que su vida no sea como la que parece predeterminada.
En el caso de Oveja Negra no es así. Por el contrario, es una película que sí toma en serio la crítica social, y no sólo nos da bofetones de "dramática realidad". Hace muchos años no veía una película que justificara el robo (o expropiación) de manera tan elegante. Básicamente un pueblo se pone de acuerdo, y engañan al rico para robarlo. Esto lo logra sin pretenciones retóricas, o pedagogía moral. Por eso en más de un sentido es una película revolucionaria.
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