Antier por primera vez desde que el GDF anunció la construcción de la Supervía Poniente, una de la secciones de los nuevos segundos pisos del periférico, los funcionarios responsables presentaron el proyecto ante un público distinto a la prensa. La presentación se hace después de iniciar la construcción, sin consulta previa con los afectados, hace un par de meses. Es decir, la presentación que encabezó antier Fernando Aboitiz, Secretario de Obras y Servicios del GDF, en la Universidad Iberomericana, más que un espacio para recabar opiniones y ponderar críticas, fue un fallido intento de justificación.
El grueso de la presentación la hizo Paulina Gómez Luévano, gerente de medio ambiente y comunicación de la “Controladora vía rápida Poetas”. Ella no es funcionaria pública, sino representante de la empresa que tiene la concesión sobre la vía, la cual a su vez, está formada por varias empresas constructoras, entre ellas COPRI, promotora de varios proyectos inmobiliarios en Santa Fe. Más allá de la presentación de una obra que promete reducir tráfico, tiempos de traslado, y mejorar la calidad de vida de los vecinos y automovilistas de la zona, Gómez Luévano dijo lo que para los promotores es la clave del proyecto: “Santa Fe está a 50% de sus capacidad [inmobiliaria]” por la falta de vías de acceso. Es decir, muchas de las inversiones inmobiliarias que se han hecho y que no han resultado exitosas, se hicieron asumiendo que alguien pagaría el costo de los viajes desde otras zonas de la ciudad al lejano desarrollo de Santa Fe, y de regreso.
¿Quién puede ser ese alguien? De manera burda hago un esbozo: 1) los automovilistas que pagan con el tiempo que pasan en el tráfico y con el resto de los costos que implica tener un coche particular; 2) los usuarios de transporte público que pagan pasaje, transferencias, e incluso con más tiempo que los automovilistas; 3) quienes pagan impuestos que son usados para construir y mantener la infraestructura de transporte que llega a Santa Fe; 4) los ahora expropiados en la ruta de la Supervía; 5) los propietarios de terrenos que perderán valor al colindar con la estructura de la vía elevada; entre muchos otros que serán afectados indirectamente por razones ambientales. Si estos costos no los están transfiriendo las inmobiliarias de manera desproporcionada a terceros, ¿habrá quien levante la mano para que su centro de trabajo se mude a Santa Fe?
Aquí la propaganda que puso el GDF en la Ibero:
ya no podemos hacer nada
Publicado por: patricia de lille | 11/03/11 en 17:57
Ya casi se termino la obra, no se puede hacer nada, únicamente nos queda la resignacion
Publicado por: mario | 30/10/12 en 12:17