Mi artículo de hoy en El Universal.
Foto: Bicitekas subiendo al segundo piso del periférico.
La ética y estética ciclista, hoy, están sobre todo determinadas por el impulso de supervivencia de los ciclistas urbanos en un ambiente hostil. Usan material reflejante sobre sus cuerpos. Cascos, ligeros, pero estilizados y decorados. Focos, rojos, blancos, y de otros colores, para completar su hipervisibilidad y reducir los riesgos de un accidente.
Hay chalecos anaranjados fosforescentes con dos líneas reflejantes en vertical, en verde y plateado. Hay chamarras verdes fosforescentes con un par de líneas reflejantes que cruzan la espalda horizontalmente. El tobillo derecho de las y los ciclistas suele estar descubierto por un dobladillo en el pantalón que evita que se atore con la cadena. Quienes suelen pedalear largas distancias, o renuncian por completo al pantalón y optan por algo así como bermudas largas, o simplemente le cortan la tela de la parte baja de la pierna derecha. Quienes quieren mantener sus pantalones intactos se amarran al tobillo una cinta con material reflejante.
De noche, lo común es al menos un foco blanco adelante y uno rojo atrás. Aunque pueden ir con la luz fija, su objetivo no es alumbrar sino señalar, hacerse notar. Se prenden y se apagan permitiendo que el resto de los transeúntes puedan calcular la velocidad de la bicicleta conforme se les acerca o aleja. Las campanillas las hay de distintos sonidos y estilos. Hay timbres tradicionales, cornetas ruidosas, y juguetillos eléctricos que recuerdan a los chocantes cláxons de los peseros.
El ciclismo urbano cuando se hace en grupo (como lo hacen los Bicitekas todos los miércoles desde el Ángel a las 21:30), deviene en comunidad de autoprotección. Las decisiones se toman laxamente, pero la información se distribuye de manera amplia y transparente. Cada vez que se pasa por un bache en el camino, suenan gritos de “hoyo”, “coladera”. Para lidiar con los coches, de forma espontánea, alguno de los paseantes se para de “barrera” en los cruces. Si se necesita despejar un carril para que pasen los autos, se oyen gritos de “coche por la izquierda/derecha”, “sólo dos carriles”. Si a una se le poncha la llanta, revienta la cadena, o se cae de la bici, todos se detienen, y surgen varios mecánicos aficionados a ofrecer ayuda.
De aquí se pueden descargar montons de carteles antiguos.
Alberto Serdán, hipervisibilizado.
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