Foto: Genaro Lozano.
Caminando en el Distrito Federal, en la marcha convocada por Javier Sicilia y un gran número de organizaciones civiles, una amiga originaria de Ciudad Juárez, me dijo “invité a unos amigos de Juárez para que vinieran, pero no quisieron, ya saben que esto no sirve para nada”.
Entiendo el desencanto de quien ha participado en manifestaciones a favor o en contra de distintas causas y la sensación de impotencia que a veces deriva de ellas. Sin embargo, las manifestaciones que tuvieron lugar antier en distintas ciudades del país, emotivas como fueron, probablemente logren mucho más de lo que parece a simple vista. No sólo me refiero a las consecuencias concretas, como la esperanza de que las autoridades de Morelos y federales, resuelvan el caso y procuren justicia, sino a la capacidad para cambiar los términos de la discusión pública que existe sobre la así declarada guerra contra el narco. Las manifestaciones son al menos dos cosas, procesos de distribución de información, y argumentos en sí mismos. En el primer caso, lo que logra una convocatoria a una manifestación es que las personas por lo menos se planteen y discutan la posibilidad de ir.
¿Marcho o no marcho? La pregunta suele derivar en distintas respuestas que hacen uso de la información disponible sobre el tema o causa: “Marcho porque la convocatoria la hace X, que le pasó Y”, “Marcho porque no creo que así se solucione Q y se podría solucionar con P”, “No marcho porque no estoy de acuerdo con que T diga que F es responsable de Q” y un largo etcétera de justificaciones que nos hacemos a nosotros mismos, pero que más importante aún, le hacemos a los demás. Es decir, la presencia de la propuesta a manifestarse, incluso antes del evento mismo, es una forma de expresión y difusión de ideas. Es la construcción al nivel más pequeño de múltiples espacios de deliberación que incitan a las personas a reflexionar y tomar una posición sobre el tema o causa para la que se convoca la manifestación. Así, casi inevitablemente, nos expresamos e informamos sobre el fondo del asunto al discutir la forma de expresarlo públicamente.
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