Hoy me despierto de tan buen humor como para ponerme a leer periódicos, revistas y blogs. Este buen humor, de golpe, lo siento enórmemente frustrado en al menos tres temas que me suelen interesar mucho. Mi frustración deriva de que pareciera que nuestros gobiernos pretenden de distintas manera lograr al menos tres objetivos, que resultan inalcanzables por la futilidad de sus propios actos.
Esfuerzo fútil 1: mejorar la educación pactando con Elba Esther.
Escribe Carlos Ornelas en el periódico Exćelsior sobre el acuerdo de Carrera Magisterial que firmaron la SEP y el SNTE:
El gobierno y el SNTE prometen que la evaluación de docentes y directivos en activo servirá para validar, asignar y entregar los estímulos a la calidad docente, así como su distribución. Pero las comisiones SEP-SNTE, que están colonizadas por la parte sindical, se encargarán de fijar los lineamentos y administrar los programas; en consecuencia, el compadrazgo y las relaciones clientelares seguirán reinando.
Esfuerzo fútil 2: construir más calles (y segundos pisos) para reducir el tráfico.
Publican en el StreetsBlog el adelanto a un artículo del American Economic Review, en el que dos investigadores encuentran cómo construir más calles en Estados Unidos no ha reducido el tráfico:
Para vías rápidas interestatales en áreas metropolitanas, econtramos que los kilómetros recorridos por vehículos, incrementan uno a uno, confirmando así "la ley fundamental de congestionamiento en vías rápidas" sugerida por Anthony Downs (1962; 1992). También descubrimos evidencia que sugiere que esta ley se puede extender más allá de las vías rápidas ineterestatales hacia una amplia gama de vías urbanas, una "ley fundamental de cogenstionamiento de calles". Estos resultados sugieren que el incremento en la provisión de vías rápidas y avenidas urbanas mayores es poco porbabale que alivien el congestinamiento en dichas vías.
Esfuerzo fútil 3: hacer opertativos conjuntos y capturar capos para reducir la violencia.
En la revista Nexos publican dos artículos evaluando la estrategia del Gobierno Federal en la tal llamada "guerra contra el narco". El primero es de Eduardo Guerrero en el que explica las consecuencias de la captura o muerte de grandes capos en la dispersión de la violencia:
En suma, bajo cualquiera de los tres criterios los arrestos y abatimientos de los directivos de las organizaciones criminales tienen, en su mayoría, un impacto positivo en el aumento de la violencia. ¿Por qué? Además de propiciar los conocidos conflictos sucesorios dentro de las organizaciones criminales y el comportamiento oportunista de las organizaciones rivales para atacar al cártel que ha sufrido un descabezamiento, la estrategia intensiva en arrestos de alto nivel ha minado la relativa certidumbre que existía antes sobre la estabilidad de los liderazgos en cada cártel. Las diversas facciones delictivas tienen entonces menos incentivos para cumplir acuerdos, pues nada les garantiza que el siguiente individuo que encabece la organización los respetará. Adicionalmente, el actual contexto de alta conflictividad (tanto con las autoridades como entre cárteles) ha obligado a los cárteles a ajustar su estructura interna, lo que también puede generar fricciones. Por ejemplo, por la necesidad de aumentar su capacidad de combate, crece la importancia relativa de los grupos de sicarios o brazos armados.
El segundo es de José Merino en el que usa un modelo estadístico para buscar una relación causal entre los operativos conjuntos llevados a cabo por el Gobierno Federal y el incremento en el número de homicidios en los estados donde se llevan a cabo estos operativos:
Del ejercicio pueden obtenerse tres conclusiones. Primero: hay un efecto causal entre los operativos y el aumento de la tasa de homicidios, en todas las bases de datos. Segundo: la relación sobrevive aun cuando excluimos a Chihua-hua de las bases de datos, aunque en los datos del INEGI se reduce notoriamente el efecto. Tercero: el efecto crece y se fortalece cuando usamos datos municipales, dado que se incrementa la varianza de los datos. Por fines de comparación, usaremos los resultados con observaciones por estados.
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Dicho de otro modo: entre 2007 y 2009 INEGI reportó 42,064 homicidios totales, y el SNSP 39,563. Sin operativos conjuntos las cifras hubiesen sido 35,001 y 34,174, respectivamente. Por su parte, la base ACO reportó la conocidísima y trágica suma de 35 mil muertos entre 2007 y 2010. Sin operativos, el número total hubiese sido 22,954.
De ese tamaño es el efecto de los operativos en los estados donde ocurrieron; en los tres casos, significativos estadísticamente.
La pregunta obvia, o por lo menos una que podría ayudar a paliar la frustración con sus respuestas, es ¿por qué los gobiernos pese a conocer la futilidad de ciertas políticas públicas para cumplir sus objetivos las sostienen?
A) Les da los mismo la evidencia distinta a la que ellos mismos tengan. Una suerte de arrogancia intelectual.
B) Creen que reconocer su error es más costoso políticamente que insistir en que todo va bien.
C) Hay intereses enquistados, que pese a saber que afectan a más persons e instituciones, son sostenidos por ofrecer beneficios particulares.
Sospecho que en el caso de los esfuezos fútiles 1 y 2, la respuesta es C. Y que en el efuerzo fútil 3 la respuesta es B. Aunque claro en distintos momentos en 1, 2 y 3 nos topamos con A, B, y C.
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