Este es mi artículo de hoy en El Universal:
A veces me preocupa que los funcionarios públicos cada vez más entienden la crítica y la difusión de información, sobre sus responsabilidades, como chingadazos, madrazos y golpes. Es decir, para ellos, cuando les llega una solicitud de información que los obliga a contestar algo que saben incorrecto o deficiente, no piensan que es un/a ciudadano/a tratando de informarse y mejorar a su gobierno, sino alguien que lo que quiere es: “pegarnos”.
Con las críticas públicas, sucede algo parecido. Hace unos meses escribí un artículo señalando las contradicciones de Marcelo Ebrard y Martha Delgado en relación a sus propios dichos y objetivos. Por un lado, dicen estar combatiendo el cambio climático desde el gobierno, pero por el otro, continúan con la promoción del uso del automóvil a partir de ineficaz infraestructura vial como los segundos pisos, la supervía, y la construcción de estacionamientos. Ese artículo, que al parecer fue entendido como un “madrazo”, generó la reacción de algunos funcionarios del GDF, entre ellos Alfonso Brito responsable de comunicación social. Brito en un despiste le envió a otro funcionario, con quien intercambié un par de mensaje en tuiter, un mensaje público que decía “Paquito, estamos con el jefe [de gobierno] en Sinaloa. Me pide que te comente que 'felicidades por la putiza a Lajous...'”. El intercambio con Paquito había sido un fallido intento de discusión con una persona con dificultades para construir argumentos, pero aún así, en manos del “jefe” se ganó el nombre de putiza.
Ahora -con la esperanza de que no lo tomen como un “chingadazo”- me atrevo a decir que el GDF merece el tipo de felicitaciones que pocas veces nuestros gobiernos reciben. Con la publicación de la “Evaluación del diseño e instrumentación de la política de transporte público colectivo de pasajeros en el Distrito Federal” por parte del Consejo de Evaluación del Desarrollo Social del Distrito Federal (CEDSDF), del GDF, el gobierno se dio una “autoputiza”.
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