En México, circula la fantasía de que si tuviéramos un sistema político bipartidista todo sería más fácil. Este lugar común surge de la experiencia anecdótica de Estados Unidos. ¿Si ahí sólo hay dos partidos en el congreso y funciona tan bien, por qué no los imitamos?
Resulta que si el sistema político estadounidense funcionó pese a ser bipartidista, es un hecho del pasado y no del presente. Hoy, las virtudes que se esperan del bipartidismo van en detrimento. Incluso los riesgos de parálisis que sufre todo sistema presidencial (a partir del gobeirno dividido), parecen exacerbados por la confrontación entre un partido mayoritario en la cámara baja distinto al del presidente.
Si antes funcionaba el bipartidismo estadounidense, ¿por qué ya no?
Una hipótesis posible es que por distintas razones los partidos políticos en EU, históricamente débiles y laxos, se han ido disciplinando. El problema del incremento en la disciplina de partido es que hace más difícil construir mayorías. Evidencia de ello es el incremento del uso del "filibuster" y "obstrucción" en el Senado. Un partido con 2/5 partes del Senado puede bloquear el cierre de una discusión para evitar que una propuesta se vote. Este mecanismo que es particular al sistema estadounidense existe desde mediados del siglo XIX, pero en los últimos 20 años se ha usado más, como lo muestra la gráfica de abajo.
Si algo ha caracterizado al sistema bipartidista en EU, es que con frecuencia los integrantes de un partido votan en contra de su propio partido, así permitiendo flexibilidad en las negociaciones que construyen mayorías. Sin embargo, como lo muestra la gráfica de abajo, los partidos se han vuelto más disciplinados en todas las votaciones. Es decir (la línea roja excluye las votaciones unánimes) ha habido una tendencia a que más votaciones se definan partidistamente.
A esta discusión se han sumado voces como la de Fareed Zakaria, quien advierte que tal vez habría que deshacerse del sistema presidencial y cambiarlo por uno parlamentario. O David Brooks y Ariana Huffington quienes argumentan que el problema es que no hay más partidos político. Sin embargo creo Zakaria comete el mismo error que algunos de los que hoy discuten el tema de mayorías en México (como ya he señalado antes).
Tal vez el tema central no es ni el presidencialismo ni el número de partidos. Tal vez el tema importante es la disciplina/indisciplina de los partidos. Si el principal riesgo del presidencialismo es la parálisis, entonces lo más importante es cómo evitarla. Lo que en el bipartidismo estadounidense, y en el multipartidismo brasileño hizo posible la flexibilidad de los congresistas lo han determinado distintas cosas, pero al fin al cabo son (fueron) suficientemente flexibles para incorporarse, sin importar el partido, a mayorías de gobierno.
¿En México si hubiere parálisis legislativa (que nada indica que la haya), qué acabaría con ella? Dos respuestas posibles, y posiblemente complementarias: 1) la reelección legislativa y/o 2) bajos requisitos para la formación de partidos políticos. (ah y claro ya tenemos sistema con representación proporcional, pero eso ayuda...y claro es lo que le falta hoy a EU).