Encontré el texto "Tarascada de burro cargada de razón" de José Joaquín Blanco. La advertencia que hace vale la pena, o por lo menos vale la pena pensar en ella.
La "buenas causas", como armas de control político, deben serlo buenas, de preferencia evidentes y si es posible espectaculares. En los últimos años han cundido publicitariamente en México la ecología, el feminismo, la gimnasia, la filantropía, la no violencia, la defensa del patrimonio nacional, la libertad de expresión, la lucha contra el autoritarismo, las campañas de paternidad responsable, y de protección del salario; la anticorrupción pública, el boycot al plástico y otros materiales no destructibles, la conservación de edificios históricos y parques, el control de la natalidad, el derecho al amor libre, y a la homosexualidad, etcétera. Ninguna persona con un resquicio eficaz de su cerebro se opondría a las causas anteriores; mucho menos los poderosos, los empresarios y los políticos, los medios masivos de información, que de inmediato las querrán poner a trabajar para su santo.
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...las buenas causas: surgidas de los oprimidos, pueden volverse contra ellos como armas de los opresores: los mismos enunciados morales, las mismas frases, idénticas consignas; pero otros los contextos, la instrumentación y las intenciones.
Los oprimidios, precisamente por serlo, carecen casi siempre de las forma, las instituciones, la técnica y el financiamiento para promover sus causas. Las crean, las enuncian difícil e improvisadamente, y luego vienen quienes sí tienen recursos y pueden tergiversarlas: usarlas para fortalecerse y para controlarlos. Para fortalecerse mediante una buena concienca sin compromisos ni riesgos, a bajo cotso. Para controlarlos con el mero expediente de convertir a los oprimidos en "culpables" de las mismas situaciones de que son víctimas.
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