Ayer publicó en La Razón Carlos Bravo un buen artículo sobre "Protesta y Democracia" donde advierte:
Hay que rechazar el recurso a la violencia pero, al mismo tiempo, hay que reivindicar el derecho a la protesta. Equipararlos no es defender la democracia: es atentar, inadvertida o deliberadamente, en contra de ella.
También ayer me topé con estas líneas en el libro The Politics of Collective Violence de Charles Tilly:
Personalmente, si estuviera forzado a escoger entre una tiranía no violenta basada en una rígida desigualdad y una democracia de rompe y rasga, escogería la democracia. Espero que este libro ayude a los lectores a crear democracias con un mínimo -pero no la asuencia total- de daño a personas y propiedades.
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